"¿Recuerdas dónde estabas hace seis años?" es la típica pregunta que habría hecho a mis compañeros esta mañana si viviéramos en un país normal. En Reino Unido, en Estados Unidos, en Japón, en Francia... cualquier persona pondría una cara seria y te diría que estaba trabajando, o en clase, o cualquier cosa cuando se enteró. Pero si lo hubiera hecho, probablemente me habrían dicho "¿Por qué lo preguntas?".

Al sentarme en la parada del bus de camino a la universidad, he cogido un periódico gratuíto. Estaba separado por la mitad y lo reuní antes de leerlo. En portada estaba la noticia de la mujer a la que liberó Al Qaeda. En los laterales, pequeños titulares sobre economía, gastronomía y cine. Abrí el periódico y lo hojeé un poco. No había una sola alusión, ni una esquinita en una mala página. Nadie hablaba de ello se mostraba afectado, ni parecía recordar nada.

Hace seis años se celebraba en mi colegio el Día de la Solidaridad. Después de las clases comprábamos un bocadillo, un refresco y una pieza de fruta a un precio hilarantemente alto, pagábamos un euro por entrar en la terraza grande a escuchar música que se escuchaba abajo igual, por hacernos un peinado feo o por jugar a fútbol o baloncesto. Era un día que nos encantaba tanto a los pequeños como a los mayores. No recuerdo qué asignatura tenía a primera hora, pero sé que fue el profesor o profesora de lo que fuera quien nos dio la noticia. Nos dijo que había habido un atentado en Madrid y que estaban diciendo que estaba muriendo bastante gente. Que no le dijéramos nada a los pequeños por la tarde durante la celebración ni habláramos del tema delante de ellos. A las 12 tuvimos un minuto de silencio y muchos ni sabían el motivo. La celebración se desarrolló con una relativa normalidad, aunque los mayores estábamos más serios. A la salida nos esforzamos por evitar que los pequeños vieran las portadas de los periódicos en el quiosco que había al lado del colegio. Pese a estar un poco difuso, no creo que olvide nunca el 11 de marzo de 2004.

Murieron 192 personas y miles resultaron heridas. No expondré aquí mi visión sobre la instrucción del juicio ni sobre el veredicto del mismo. No diré nada sobre la intencionalidad que pienso tenía aquel atentado. Eso no me importa hoy. Pero me duele en el alma que tan poco tiempo después, casi todo el mundo haya olvidado qué pasó. O incluso peor... que les sea indiferente.