Yo paseaba por aquella ciudad que en breve dejas sin pensar que ocurriría algo que cambiaría mi vida, que tarde o temprano volvería todo del revés, que conocería a alguien que, 1066 días después estaría aquí, tan nerviosa como una semana después de aquello (puede que algo más). Ni que decir tiene que espero no suspender este examen como pasó con el de Estadística.
Hace tres años (menos algunas horas) nos conocimos. No diré que fue el destino, pero tampoco diré que fuera casualidad. Siempre he pensado que las cosas pasan por algo en este mundo, y raro es que después de tanto tiempo yo siga así. Hace años que no siento lo que siento ahora mismo, que no estoy tan nerviosa por ver a alguien... que no me hace tanta ilusión. Y, por qué no decirlo, de besarte. Y, para qué negarlo, no sólo de besarte.
Cuando te vayas... no sé cómo estarán las cosas cuando te vayas. Sin embargo, tengo el presentimiento de que éstos van a ser de los mejores días ever. Y si las cosas salen como me gustaría que salieran, pues guay. Y si no, pues nada...
¡Y ahora, a dormir una horita o así y a seguir!
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